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En el suplemento Zona del diario Clarín del domingo 3 de agosto
de 2003 fue publicada una entrevista a Silvia Inchaurraga, presidenta
de ARDA, Asociación Argentina de Reducción de Daños, ocupada de
los efectos del consumo de drogas en nuestro país.
Silvia Inchaurraga sostiene la importancia de garantizar a los consumidores
de la información y prevención necesarias, a fin de facilitarles
el contacto con los sistemas de salud y los costos sociales que
acompañan la penalización.
Nos alegramos del proyecto llevado a cabo en la Universidad de Rosario
en el que se realiza una experiencia pionera en la ciudad al incluir
el modelo de "reducción de daños" en relación a las consecuencias
del consumo de drogas.
Queremos sumarnos al apoyo de experiencias como esta ya que pensamos
que el incremento de la represión y la pretendida conquista de la
abstinencia, está lejos de ser la mejor medida para la reducción
del consumo y sus consecuencias individuales y sociales. Fundamentalmente
al contagio de enfermedades infecciosas como el SIDA y la hepatitis
C al compartir jeringas, y el rechazo generalizado al uso de preservativos.
Sabemos que iniciativas como estas van a tener una franca oposición
en gran parte de nuestra sociedad, ya que la indiferencia y la represión
han sido los métodos que se han usado hasta ahora para combatir
las consecuencias del hambre y la desocupación. Por supuesto, sin
éxito ninguno.
La prevención no ha sido un instrumento bien administrado en nuestro
país, más proclive a actuar sobre los efectos que sobre las causas.
Todos los adictos, sin excepción, opinan que las drogas les hacen
mal y que pagan minutos de bienestar con horas de "fisura", descompensaciones
orgánicas y psíquicas. Y que aunque puedan reconocer que buscaron
en ella lo que en la vida cotidiana no encontraban, creyendo que
se evadían así de la angustia, la insatisfacción y la exigencia
atroz de "ser felices" aunque sea por un rato, no encontraron más
que una trampa que va quedándose con los aspectos que valoraban
de sus vidas: el trabajo, la pareja, la creatividad, para convertirse
en "esclavos del dealer".
La droga es al adicto, lo que el adicto es a la sociedad: mantiene
una relación ambigua, ambivalente, de atracción y rechazo, de preocupación
y negación, pretendiendo así manejar lo que en rigor no manejan.
De allí que así como a esta altura del año 2003 no podemos pensar
en un mundo sin alcohol, sin tabaco y quizás sin libros de autoayuda
(que están lejos de brindar soluciones a los problemas de alto riesgo),
tampoco podemos pensar en un mundo sin drogas. Por lo tanto queremos
apoyar la iniciativa de la Asociación Argentina de Reducción de
Daños, intentado disminuir las consecuencias del uso compartido
de jeringas, promoviendo y ayudando a promover la mayor información
y acceso a los recursos concretos de la prevención.
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